De Neruda a Estación Mapocho;Oda a la Vieja Estación Mapocho en Santiago de Chile
Antiguo hangar echado
junto al río,
puerta del mar,
vieja Estación rosada,
bajo cuyas
ferruginosas cavidades
sueños y trenes
saliendo desbocados
trepidaron
hacia las olas y las ciudades.
El humo, el sueño, el hombre
fugitivo,
el movimiento,
el llanto,
el humo, la alegría
y el invierno
carcomieron tus muros,
corroyeron tus arcos,
y eres hoy una pobre
catedral que agoniza.
Se fugaron los dioses
y entran como ciclones
los trenes ahuyentando las distancias.
De otro tiempo gentil
y miserable
eres
y tu nave de hierro
alimentó las crinolinas
y los sombreros altos,
mientras
sórdida era la vida de los pobres
que como un mar amargo
te rodeaba.
Era el pasado, el pueblo
sin banderas
y tú resplandecías
luminosa
como una jaula nueva:
con su cinta de barro
el río Mapocho
rascaba tus
paredes,
y los niños dormían
en las alas del hambre.
Vieja Estación no sólo
transcurrían
las aguas del Mapocho
hacia el océano,
sino también
el tiempo
Las elegantes
aves
que
partían
envejecieron o
murieron en París, de alcoholismo.
Otra gente
llegó,
llenó los trenes,
mal vestidos viajeros,
con canastos,
banderas
sobre amenazadoras multitudes,
y la vieja Estación
reaccionaria
se marchitó. La vida
creció y multiplicó su poderío
alrededor de todos los viajeros,
y ella, inmóvil, sagrada,
envejeció, dormida
junto al río.
Oh antigua
Estación,
fresca como un túnel
fueron
contigo
hacia los siete océanos
mis sueños,
hacia Valparaíso,
hacia las islas
puras,
hacia el escalofrío de la espuma
bajo
la rectitud
de las palmeras!
En tus andenes
no sólo
los viajeros olvidaron
pañuelos
ramos
de rosas apagadas,
llaves,
sino
secretos, vidas,
esperanzas.
Ay, Estación,
no sabe
tu silencio
que fuiste
las puntas de una estrella
derramada
hacia la magnitud
de las mareas,
hacia
la lejanía
en los caminos!
Te acostumbró
la noche
a su vestido
y el día
fue
terrible
para tu viejo rostro
allí
pintado falsamente
para una fiesta,
mientras tu subterráneo
corazón
se nutría
de distantes adioses
y raíces.
Te amo,
vieja Estación
que junto
al río oscuro,
a la corriente turbia
del Mapocho,
fundaste,
con sombras pasajeras,
tu propio río
de amor intermitente, interminable.
junto al río,
puerta del mar,
vieja Estación rosada,
bajo cuyas
ferruginosas cavidades
sueños y trenes
saliendo desbocados
trepidaron
hacia las olas y las ciudades.
El humo, el sueño, el hombre
fugitivo,
el movimiento,
el llanto,
el humo, la alegría
y el invierno
carcomieron tus muros,
corroyeron tus arcos,
y eres hoy una pobre
catedral que agoniza.
Se fugaron los dioses
y entran como ciclones
los trenes ahuyentando las distancias.
De otro tiempo gentil
y miserable
eres
y tu nave de hierro
alimentó las crinolinas
y los sombreros altos,
mientras
sórdida era la vida de los pobres
que como un mar amargo
te rodeaba.
Era el pasado, el pueblo
sin banderas
y tú resplandecías
luminosa
como una jaula nueva:
con su cinta de barro
el río Mapocho
rascaba tus
paredes,
y los niños dormían
en las alas del hambre.
Vieja Estación no sólo
transcurrían
las aguas del Mapocho
hacia el océano,
sino también
el tiempo
Las elegantes
aves
que
partían
envejecieron o
murieron en París, de alcoholismo.
Otra gente
llegó,
llenó los trenes,
mal vestidos viajeros,
con canastos,
banderas
sobre amenazadoras multitudes,
y la vieja Estación
reaccionaria
se marchitó. La vida
creció y multiplicó su poderío
alrededor de todos los viajeros,
y ella, inmóvil, sagrada,
envejeció, dormida
junto al río.
Oh antigua
Estación,
fresca como un túnel
fueron
contigo
hacia los siete océanos
mis sueños,
hacia Valparaíso,
hacia las islas
puras,
hacia el escalofrío de la espuma
bajo
la rectitud
de las palmeras!
En tus andenes
no sólo
los viajeros olvidaron
pañuelos
ramos
de rosas apagadas,
llaves,
sino
secretos, vidas,
esperanzas.
Ay, Estación,
no sabe
tu silencio
que fuiste
las puntas de una estrella
derramada
hacia la magnitud
de las mareas,
hacia
la lejanía
en los caminos!
Te acostumbró
la noche
a su vestido
y el día
fue
terrible
para tu viejo rostro
allí
pintado falsamente
para una fiesta,
mientras tu subterráneo
corazón
se nutría
de distantes adioses
y raíces.
Te amo,
vieja Estación
que junto
al río oscuro,
a la corriente turbia
del Mapocho,
fundaste,
con sombras pasajeras,
tu propio río
de amor intermitente, interminable.
Por Pablo Neruda.
La administradora, BGJ.
1 comentario:
Hola, solo quería aclarar que la fotografía es de la Estación Pirque (construida entre 1905 y 1911) iba a Puente Alto hasta 1942, fue demolida en 1943, en su lugar se encuentra el comienzo del Parque Bustamante, Providencia.
Atte wilma
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